Me gustaría
plasmar en palabras este sentimiento, como siempre se me es dicho –u obligado-
hacer. La cuestión es que te quiero y
mucho pero, maldito ‘pero’, no se siente como debería. No se me retuercen las
entrañas con la inquietud de verte, no se precipita líquido nervioso por la
boca de mi estómago al vislumbrarte y la piel no me quema al tocarte.
Creo que lo
que más miedo da es que no te importe.