Me bajé del tren cansada, arrastrando los pies y con los
ojos entrecerrados de sueño. Esperé a que pasara apoyada al lado de la barrera
y mientras se iba, su movimiento hizo que el aire me trajera tu perfume. No sé
para qué lo cuento, seguro a nadie le importa y menos si agrego que no era tuyo
en realidad.