No quiero un libro recién comprado y con
olor a nuevito; quiero uno viejo y maltrecho, al que tocaron muchas manos y
disfrutaron muchas lucideces. Quiero leerlo y encontrar las marquitas que fue
dejando en el anterior lector; quiero saber qué fue lo que le hiso querer
confiármelo. Quiero apreciar su olor e imaginar los miles de lugares a los que
pertenece. Quiero tocar sus páginas y hurgar vidas pasadas de las que fueron
testigo. Porque un libro que se quedó, algún motivo tuvo.
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