4.7.13

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Él se acercaba con un dulce en la mano mientras ella lo miraba.

El frío del invierno se notaba en sus ropas; camperas, gorros y bufandas. Las cabelleras de ambos ondulaban al unísono con el viento, que les daba forma de lo que le placiera.

Extendieron la mano, siendo dignos espectadores de lo que iba a suceder. Al recibir el objeto, en el momento preciso en el que lo tocó, una vibración intangible se apoderó de sus recuerdos.

Aquél primer beso, revolcadas por el pasto en las épocas de calor, esas noches frías bajo las frazadas y cerca de una estufa, las cosquillas que terminaban en caricias, las risas y lágrimas. Lo bueno y lo malo; eso que los hace felices.


Para Vera, porque te encantan estas cosas.

Feliz semana de la dulzura.