19.12.12

Está en el desesperanzado camino de ser 'él' a finalmente llamarse 'vos'.
Terminé de leer el cuento del veneno de hormigas, me saqué los anteojos y me hice un rodete. Manoteé la tecla de mi lámpara y ví, por el canto de mi ojo, el rectángulo negro. Lo tomé entre mis manos y simplemente lo miré.
Pateé la mugre fuera de mi cama y apagué la luz. No se me ocurrió fijarme si esta vez había o no perfume de piloto. Me acomodé en mi posición diaria sin sentirme una persona distinta a la que se había acostado allí así la noche anterior y me dormí.

12.12.12

Labios resecos, cortados y duros por la sed, entreabiertos y arreglándoselas para rebuscar un poco de aire. Inhaló con mucho esfuerzo lo que creyó que sería su último pedazo de este mundo. (Un par de dedos finitos, con esmalte zarzamora cascado, treparon por los pantalones azules y se trabaron con solidez a la tela dura. Al mismo tiempo, una mano rozó la oreja a la que esos dedos pertenecían, y esa nariz respiró.) No precisó cerrar los ojos mientras evocaba uno de sus más preciados recuerdos porque sus músculos no le permitían mantenerlos abiertos. Sus pensamientos ya eran borrosos, no se entendían. Al final no hubo nada, ni una línea de tiempo frente a su mirada, ni luz. Nada, cero. El final fue simplemente eso, un cierre, una conclusión vacía. Fin.