Se la ve tranquila, no feliz, pero tranquila. Tiene un carácter un tanto
duro; pero nadie sabe nada. Ella sufrió en cada uno de sus muchos otoños, pero
sigue acá. Sigue viva porque nada nunca la venció. Supo manejar todo; no se
rindió ante nada. Ella sabe que todavía tiene que resistir un par de años más;
no por ella, por los demás. Porque siempre fue así, por los otros.
El tiempo y la vida le forjaron tal carcaza, que en su interior hay poca
o nada de fruta madura, palpable. Otro idioma olvidado se le grabó en la piel,
y ahora es ilegible.
Y se la sigue viendo así,
tranquila, jugando incansablemente al solitario, esperando
Juana la Loca Ft. Delilah,
gracias locura.