Si lo que yo
quiero es un par de labios rojos y carnosos, tu par de labios rojos y carnosos, los consigo. Puede sonar
bastante arrogante de mí decirlo. Y lo es. Igualmente, no es a esto a lo que me
refiero. Sino a la barrera que existe entre tus labios rojos y carnosos y cualquier
sentimiento intenso del ser humano que,
partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con
otro ser que pueda ser emanado hacia mí. Esto último es algo que parece no
puedo conseguir. Será porque de mi parte tampoco hay reciprocidad¿? Será¿? No sé.
No sé si lo sabré. Por el momento, poco me interesa. Pero diciembre cada día
está más cerca. Igualmente, es una pena que ese par de labios pertenezcan a una
persona tan profana como lo es su dueño.
Son solo
pensamientos estúpidos llenos de hueca y vana esperanza.