Llego a mi casa, tiro campera, mochila, carpeta y
zapatillas y paso por el baño. Acto siguiente, me dispongo a hacer un
meticuloso registro de la heladera. Nada. No puede ser que con 5 personas de
gustos tan diversos no haya nada decente para comer en esta casa. Pará. Una pera.
Algo hago con una pera, no¿? Ahí está. Una pera y un tecito caliente que hace
frío. Me tengo que bañar, soy un desastre. No importa, después.
Tengo tarea de fotografía. Mierda. Es para mañana. Y yo
acá boludeando, haciendo un texto tonto solo porque necesito llenar algún tipo
de vacío. Fue. Después lo hago.
Y sabés porque te odio¿? Porque cuando llegaste a tu
casa después de verme, te pusiste a hacer eso que más te gusta, eso que te hace
descargar todas las tensiones. Por eso te odio.
Y se me hizo tarde y nada de lo que escribí tiene
sentido. Y no me bañé. Y no hice la tarea de fotografía ni estudié para
literatura. Pero todavía te odio. Si, te odio.
“Mi capricho es ley.”
-Charly García.