Sequías de
pensamientos en la mente con consecuentes lagunas de recuerdos.
Nada
estimula a mi encéfalo a superarse.
Es una
existencia lisa, sin órbitas ni resbaladas abruptas.
Me gustaría
ser como Cocho, el Tano, el sí que hace de su mundo lo que apetece. Pero a mí
no me sale. Es todo demasiado real como para que sea mentira. No es fácil
cambiarlo como uno plazca. Por eso admiro al Tano. El sí puede, por más difícil
que sea.
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